Hay proyectos de desarrollo que mejoran de forma radical la calidad de vida de las personas, como pueden ser los de agua o determinadas iniciativas económicas o productivas. Pero hoy proyectos que, sin parecer imprescindibles en su origen están dotados de una visión a largo plazo que va a incidir en la propia identidad de una comunidad.
A este último grupo pertenece el Hostal «Bosque de Cimquera». En 2006 nos presentamos a una interesante convocatoria del ayuntamiento de Pamplona-Iruñea que consistía en la posibilidad de dotar a la población beneficiara de fondos para gastar en tres años, desde su alcaldía, en iniciativas no corrientes. Para esta ocasión, nuestra contraparte local sería, pues, la alcaldía de Cinquera, quien venía haciendo un esfuerzo de mantenimiento del bosque como bien natural en si mismo pero también como atractivo eco-turístico y fuente de iniciativas económicas y, siendo consciente de la tremenda carencia de la localidad en cuanto a infraestructuras de acceso y alojamiento, propuso que de los tres años del proyecto que queríamos presentar, el primero fuera la construcción de un hostal. El segundo sería u museo y el tercero una casa para la juventud.
El caso es que el ayuntamiento de Pamplona-Iruñea nos aprobó la iniciativa, en la que se invirtieron 90.000 euros anuales, y en 2007 se comenzó con la construcción de lo que hoy es el Hostal «Bosque de Cinquera», localizado en la parte más alta de la localidad, con unas vistas y entorno espectaculares, con seis grandes habitaciones («cabañas»), un enorme comedor y varias dependencias de uso de grupos o celebración de eventos. La ARDM en la encargada de su gestión comunitaria, en usufructo.
Esta iniciativa da trabajo fijo a cinco personas y eventual a varias más, se suministra de los alimentos que producen los campesinos de la zona y se ha convertido en un atractivo en sí para acudir a Cinquera, bien para comer, alojarse o celebrar encuentros de diferente tipo, incluso durante los muchos años en que los caminos para acceder a la localidad estaban sin asfaltar y era tremendamente dificultoso el conseguirlo.
Nadie con dinero hubiera invertido el capital que costó esta infraestructura en una localidad calificada como la 12ª más pobre del país, en parámetros de extrema pobreza severa, pero la visión estratégica de su alcaldía y la gestión colectiva de su uso han hecho que, en la actualidad, sea imposible reconocer a Cinquera sin su hostal.